Tras décadas de protección de la especie, los lobos están expandiéndose por la Península Ibérica, generando graves problemas a la ganadería. ¿Es posible la convivencia entre la ganadería y el lobo? ¿Es viable la existencia de un espacio rural vivo y con futuro sin la presencia de ganaderos y ganaderas? ¿Es necesario el control de la población de lobos para que pueda seguir practicándose la ganadería extensiva?